En marzo del 2000, una maleta procedente del campo de concentración de Auschwitz llegó al peque Centro de Recursos para la educación del Holocausto en Tokyo.
En la maleta venía escrito en pintura blanca un nombre, una fecha y la palabra “Waisenkind” – “huérfana” en Alemán.
Esta maltratada maleta marrón cambiaría la vida de la directora del centro Fumiko Ishioka.
“Los niños en Japón tenían mucha curiosidad por saber acerca del dueño de la maleta” Dice Fumiko.
El misterio de Hana Brady – Y la búsqueda por el mundo de Fumiko para desvelar este secreto – Resultó ser tan interesante que se convirtió en obra de teatro.
Es por eso que Fumiko ha volado desde Tokyo para ver la producción de “La Maleta de Hana” en el Teatro de niños de Seattle.
También acude a Seattle para recibir un Premio al Servicio Distinguido de la Universidad de Washington, “En honor a su compromiso de compartir los valores de esperanza, de tolerancia y el respeto entre los jóvenes de todo el mundo”.
Fumiko no tenía ni idea de que nada de esto sucedería hace 16 años, cuando preguntó a los museos de toda Europa en busca de artículos que pudieran ayudar a sus estudiantes japoneses a entender el significado del Holocausto en la Alemania nazi.
Parece extraño que no hubiera un centro del Holocausto en Japón, que tiene también su historia dramática de la Segunda Guerra Mundial.
“La historia de Japón se barre bajo la alfombra” dice Fumiko.
Ella pasó a ser la directora del centro porque cree que el Holocausto en una lección sumamente importante sobre la intolerancia que los niños japoneses necesitan aprender.
Cuando el museo de Auschwitz envió la maleta se crearon más preguntas que respuestas.
El museo no sabía quién era Hana Brady, pero eso no desanimó a Fumiko ni a sus alumnos.
Comenzaron una ardua investigación, escribieron cartas y correos electrónicos e incluso dibujos hechos por una niña en el campo de concentración llamada Hana.
Estos dibujos provienen de una colección de obras de arte hechas por los niños en una clase de arte secreta dentro del campo.
“Así que estamos un paso más cerca de Hana” y “Decidimos que teníamos que ver su cara”.
Alentada por los niños en el centro, Fumiko empezó una búsqueda desde Japón hasta Alemania pasando por la República Checa.
Ahí es donde se encuentra el nombre de “Hana Brady” en una lista de judíos encarcelados por los nazis.
Su nombre tenía una marca de verificación junto a él. Lo que significa que no sobrevivió a los campos. Fumiko se entristeció al saber que Hana había sido enviada a la cámara de gas el mismo día que llegó a Auschwitz.
Pero también encontró otro Brady en la lista – Esté sin una marca de verificación. George Brady resultó ser el hermano mayor de Hana, que sobrevivió a los campos.
A través de una serie de coincidencias, Fumiko encuentra a George en Toronto.
“Imagínate escribir una carta diciendo: “¡Tenemos la maleta de tu difunta hermana!” Se maravilla Allen MacInnis, el director de la obra de teatro en el Teatro de niños de Toronto, que escenifica “la Maleta de Hana”.
Antes de recibir una carta de Fumiko, George Brady, ahora un fontanero de Toronto, no hablaba mucho sobre el Holocausto.
“En su mayoría no lo hice para no cargar a mis hijos con mi propio destino. Tengo algunos tatuajes de aquella época y les dije que era mi número de teléfono de cuando vivía en la República Checa”. “Esa carta cambió mi vida por completo”.
En respuesta a la carta, George envió al Centro de Educación sobre el holocausto en Tokyo, un montón de fotografías de la familia antes de la guerra. Una vez que vieron la cara de Hana, los niños en Japón se dieron cuenta de que no era solo una niña que murió en Auschwitz, sino que era una niña feliz que vivía en una ciudad idílica.
Fumiko voló a Toronto para quedar con George y su familia en persona. Ella convenció a George y a su hija para que visitaran el centro y el resto, ya lo sabéis. Su historia se hizo libre publicado a nivel internacional, un documental y una obra de teatro.
Fumiko y George han viajado a Europa, África del Sur, Estados Unidos y Japón para educar a los niños sobre el Holocausto. Don cada viaje que hacen juntos Fumiko aprende algo más acerca de sus historia.
Por ejemplo “Cómo un prisionero escapó de Auschwitz por vestirse como una mujer de la limpieza, o cómo a final de la guerra los nazis enviaron presos en una marcha de diez días hacia Alemania con un solo trozo de pan para cada uno. En el viaje a Seattle, George habló de la mejor ducha de agua caliente de su vida que sucedió en esa marcha hacia Alemania, cuando él y su grupo encontraron un campo de prisioneros británicos abandonado con agua caliente.
“George es mi verdadero héroe” dice Fumiko. “Soy muy afortunada de conocer a alguien a quien considero un modelo a seguir”. Una maleta que llega cargada de historias y genera muchas más.
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