Las vías de escritura de los jóvenes y no tan jóvenes cubanos ha sido objeto de mucho interés pero sobre todo de muchos prejuicios internacionales. A mi parecer cualquier artista cubano está “obligado moralmente” a contar algo, a dar su visión crítica o no de la revolución.
Es decir, debe ser un cubano posicionado, un cubano de libro. Pero aun voy más allá, dentro de los artistas, si los músicos da la sensación de que tocan para olvidar, los escritores cubanos parece que escriban para recordar y rebelarse, ya que “desde un punto estrictamente literario el conflicto vivido era, es, una invitación a escribir”-Abilio Estévez. Si bien es cierto que la escritura es muchas veces más fuerte que las balas, que puede herir más y llegar mucho más lejos sin ningún estruendo, no todo es hablar acerca de los traumas del régimen, por lo menos de manera explícita.
Queramos o no todas las narraciones dentro y fuera de Cuba, tienen tintes de la política del país, voluntariamente o no, es el medio en el que se mueve nuestro día a día e impregna poco a poco cualquier aspecto de nuestro día a día. Por supuesto también el arte.
Hacemos un repaso a las fases por las que creemos que ha pasado la escritura cubana desde el año 1959 hasta la época actual.
Seymour Menton relata en Caminata por la narrativa latinoamericana lo que él considera las fases literarias desde que se han ido sucediendo según el devenir de los acontecimientos.
La fase que comienza esta cronología es la época en la que las novelas se caracterizan por sus héroes románticos que viven de manera melodramática, después y cambiando ya de grupo, el ánimo de los protagonistas vira hacia una angustia por la vida prerrevolucionaria que se muestra condescendiente con las reformas sociales de la Revolución. La tercera fase es la de las voces disidentes, y con ellas la censura.
Sea como fuere el caso es que por censura o por rebelión las situaciones límite siempre se caracterizan por conseguir hacer crecer una flor donde nadie pensaba que era posible.
Reguémosla con mucho criterio por favor y dejemos que nos deleite su maravilloso perfume de libertad.